Valdepiélago
Valdepiélago se sitúa tan cerca de La Vecilla que sus linderos son comunes a pocos pasos de las casas. La vega es ancha y el río se remansa, después de las zozobras a que lo han sometido rápidos y calizas. Las riberas se enhebran de arboleda. Prados de un verde horizontal, y suaves ondulaciones dibujan hacia el sur una paleta de colores. Por el norte el acoso cada vez más remoto de la Peña Morquera o el contrafuerte que defiende Montuerto.
Su nombre proviene de uno de sus pozos o remansos del río. Desde época inmemorial, los reyes, nobles y eclesiásticos se reservaron y acotaron los mejores pozos del río, para su pesca en exclusiva. Son los latinos y medievales ´piélagos´, que estaban sujetos a reglamentaciones estrictas de uso. Así se puede ver en la carta de compra de la propia jurisdicción que realizó el Concejo de La Real Encartación de Curueño al rey Felipe II. Fue en el año 1584, y en este documento se citan los pueblos que pertenecían a La Real Encartación: ´Piélago´, La Avecilla… etc., hasta completar los diez.
En dicho texto real ´Piélago´ fue declarada “´villa de por sí y sobre sí´, con la facultad de poner sus Alcaldes Ordinarios y de la Hermandad, Regidores, Alguaciles, Procuradores y demás servicios del concejo…”
Un poco más adelante, ya en el siglo XVII, el nombre evolucionó, con la adicción del término ´Val´ o valle, que señala no solamente un pueblo, sino todo su entorno. Esta incursión histórica, que ampliaremos en el apartado de “La Real Encartación de Curueño”, nos advierte sobre la importancia de Valdepiélago
Curiosamente, su población era entonces escasa, como consta en los padrones sucesivos que se conservaron en la famosa ´Arca de las Tres llaves´.
La Calzada romana, que arranca en el Puente Villarente para subir a Vegarada, es invisible prácticamente aguas abajo. Solo a partir de Valdepiélago, junto a su puente medieval, se hace evidente y constituye ruta ahora discontinua.
En el casco antiguo hay viejos caserones, escudos de nobleza y arcos labrados.
Resulta imprescindible, si se está atento al arte, visitar su iglesia. Espadaña de piedra, cantería maciza, restos de un esplendor que certifica su capitalidad, aún está llena de ornamentos y tallas irrepetibles. Los detallaremos en el apartado de Arte religioso.
Valdepiélago celebra con particular devoción la fiesta de la Virgen de la Portería, el segundo Domingo de Septiembre
Con este material, divino y profano, con este paisaje que hunde raíces en lo apacible, con su nobleza a cuestas de la que no resulta fácil desembarazarse, sigue este pueblo de Valdepiélago presidiendo un Concejo singular.
Lo hace gallardamente, casi sin ruido, en pie de paz.
Imágenes: Manuel Martín