Nocedo de Curueño
Imaginad una corriente impetuosa, que llega desde el norte desembocando desde fragores de calizas. Las márgenes del agua se suavizan contra hileras de álamos y salgueras, se aquietan ante los cimientos de las casas, y dejan paso para el trazado de La Calzada romana que asciende a Vegarada.
Aquí se da la simbiosis de carretera y de Calzada más visible que nunca. Aguas arriba queda el edificio del Balneario, una estación termal que estuvo en moda desde 1900, pero cerró sus puertas en 1986. Aguas abajo, el milagro de la Cascada del reguero Valdorria, ya bautizada como “Cola de Caballo”. No es fácil agrupar tantas maravillas en espacio tan breve.
Un documento leonés del año ¡953! certifica una donación real diciendo “terras quantascumque habemus.. in villa que vocitant Nayteto, super ripam fluminis Curonio”... (Este nombre latino, es, por lo tanto, el origen del actual).
Una vez más cedemos la palabra a Julio Llamazares, que pasó por aquí contando olvidos: “Nocedo, apenas veinte casas alineadas junto al río, entre los huertos, duerme la siesta en silencio, arrullado por el agua y por las hojas de los nogales que le dan sombra… La Cascada, tan oculta y perdida… para llegar a ella hay que dejar atrás la carretera, desviarse a la izquierda… y recorrer los cien metros que la separan de la grieta en la que brama día y noche el corazón de la tormenta“.
Folklore riquísimo, casas de piedra que se quemaron en la guerra… incluso se quemó un lienzo de la iglesia donde estaba pintada una Virgen tan milagrosa que “partía las nubes“. De esta catástrofe logró recuperarse, sin embargo, una Santa Águeda y el Niño Jesús de adorar, situado en una ermita ya desaparecida, que estaba dedicada a San Antonio Abad. Aún es posible asistir a la arcaica ceremonia del “Gochero“, el día 17 de enero, aunque la fiesta patronal es de los Santos Justo y Pastor, el 5 de agosto.
Imágenes: Manuel Martín