Aviados
Celebra fiesta por San Miguel, el 29 de septiembre.
Creció, como muchos burgos medievales, alrededor de su Castillo. Un bastión defensivo, cuyas paredes carcomidas, son, al decir de Julio Llamazares, como muñones apocalípticos.
Se mantienen ahí, dominando el poblado, desde lejanos tiempos. Dicen las crónicas que el castillo fue elevado al rango de casa solariega por el conde suevo Gundemaro. Si ello es así, nos encontramos en el siglo VII, cien años antes de la irrupción de los árabes en España. Más tarde, la fortaleza perteneció a la familia de los Guzmanes, hasta que el Emperador Carlos V la hizo demoler, junto con otras propiedades del señorío, en castigo por el apoyo que esta familia prestó a la causa de los Comuneros, contra el poder real.
Un castillo medieval mantenía siempre en sus cercanías un pequeño poblado, o burgo. ´Barrio´, según voz árabe, que sin embargo aquí no prosperó, como en otros lugares, prevaleciendo el nombre de Aviados. Su emplazamiento divisa toda la ribera. Enviaba señales de humo al vecino castillo de Peña Morquera (Valdepiélago), al de Montuerto o incluso al de San Salvador del Curueño, ubicado en las inmediaciones de Santa Colomba. El castillo de Aviados defendía las entradas del norte, amuralladas allí mismo por las estribaciones de la Peña Galicia. Es, por lo tanto, privilegiado como punto estratégico. Este concepto puede estar, en principio, en el origen del nombre del pueblo.
Aviados posee iglesia y ermita, donde se acumulan arte y recuerdos históricos.
Un confortable Centro de Turismo Rural permite establecer allí la base para una estancia acogedora (Ver sección de TURISMO).
En cuando acaban las huertas que acompañan las casas, se abre de pronto una pared caliza de corte vertical. Allí instalaron los montañeros una Escuela de Escalada, (LA CHORRINA), que es una de las primeras Vías de escalada en la provincia de León.
De su folklore autóctono es preciso referirse a sus famosos ´Villancicos de Aviados´, de los que haremos reseña en el apartado de Cultura.
Imágenes: Manuel Martín